lunes, 16 de noviembre de 2015

PERÚ. Cajamarca, 16 de noviembre



Jinresocialarte / Jinre
Publicado: 16 de noviembre 2015
 
 
Un día como hoy se dio inicio a uno de los primeros y mayores genocidios ocurrido en territorio peruano; sucedió en Cajamarca.

Lamentablemente, este hecho asestado por los llegados de Europa que arribaron al Perú por el año 1532, no se tiene muy presente en su más amplia dimensión en los recordatorios trágicos de nuestra historia oficial. Prácticamente, de Cajamarca se suele abordar (casi como una historieta) que fue el lugar donde se realizó el famoso "encuentro entre Pizarro y Atahualpa”, seguido de otros hechos contados como si se tratara de una aventura épica, una anécdota casi simpática incluso, entre ellos: la presentación de la biblia y esta llevada a su oído por el inca; luego, el apresamiento de Atahualpa y la posterior solicitud (mejor dicho: "chantaje") del “rescate”, consistente en un cuarto de oro y dos de plata hasta una altura donde llegara la mano del inca en lo alto de una habitación donde se encontraba cautivo, conocido hoy como 'el cuarto del rescate'; y más nada. Todo ello, como si se tratara de asuntos propios de una aventura de "admirables heroicos conquistadores".

De las muertes, del inicio de uno de los mayores desangramientos asestados en nuestro continente, del posterior exterminio de los cientos de miles antiguos habitantes cajamarquinos en los obrajes y mano de obra esclava en las distintas minas - como en Hualgáyoc - casi no se hace mención en las enseñanzas públicas como reflexión esencial sobre nuestra historia.

En Cajamarca, la enorme concentración de sus recursos generaron y generan hasta hoy que se arrase con su territorio, con sus vidas. De alguna forma, sin habérselo propuesto, esta región puso su 'coraza de oro y plata' y el pecho de sus habitantes originarios, evitando con ello tal vez por reflejo, que otros lugares sucumbieran y desaparecieran con sus historias incluidas; en alguna medida, esa fue una parte del rol histórico que también le tocó jugar a esta tierra norteña.

Una cierta desidia ha hecho que casi olvidemos que por ese primigenio exterminio, desaparecieran muchas de sus bases culturales originarias ancestrales. Como consecuencia, hoy Cajamarca se consagra como una de las regiones más mestizas de la sierra peruana, habiendo sido una de las antiguas capitales del Perú pre colonial con orígenes y manifestaciones culturales anteriores incluso al imperio incaico. Hay que recordar que dicho episodio casi logró extinguir sus lenguas ancestrales, las que poseían características propias y diferenciadas de expresión fonética, diferentes a las cultivadas en otras regiones. Esto último constituye un hecho en verdad estremecedor si caemos en cuenta que con la eliminación de las lenguas, se elimina la memoria, la tradición, los saberes, los afectos, la forma de entender y concebir la vida de un pueblo.

La proclividad (y hasta el prejuicio) de no atender estos hechos con el rigor histórico debido respecto a lo ocurrido en la sierra norte del Perú (casi olvidando su larga historia) es algo que debemos corregir a fin de no estigmatizar el discurso de lo que significa "lo peruano" en general. Ese tipo postura tiende a estereotipar discursos y reducir las atenciones históricas sobre hechos en verdad importantes, evitando mostrar al Perú mucho más amplio de lo que se hace actualmente.

Hay que precisar no obstante, que estas líneas no pretenden renegar de la asimilación del mestizaje surgido en Cajamarca y el Perú total como consecuencia de la invasión occidental; ello sería tanto absurdo, como insensato, además de imposible. Creemos sí en la necesidad de una reflexión histórica, crítica y sentida de estos hechos; como cajamarquino, lo considero un deber.

Con el transcurrir del tiempo, Cajamarca se ha enriquecido y reinventado así misma expresando un rico y poderoso mestizaje, afirmando su derecho a la cultura propia y a la vida, legándonos expresiones culturales de belleza distinguida que se suman a las tradiciones de la patria toda.


El Perú, es la suma de todas sus regiones, del norte, centro y sur, de la costa, sierra y selva, del llano a la altura, cada una con sus historias propias, con sus vidas apagadas, con sus datos ignorados, con sus tradiciones, con sus luchas y esperanzas; es necesario entonces desenredar el discurso que impida esta visión amplia y justa.

Un día como hoy 16 de noviembre de 1532, Francisco Pizarro dio inicio al saqueo de Cajamarca y a uno de los mayores saqueos de la historia universal que costó la vida de millones de personas.

El tiempo ha pasado y 483 años después, hoy Cajamarca sigue pariendo oro y plata y el interés desmedido por sus riquezas no ha cesado. Bajo nuevas circunstancias, estos recursos siguen generando el arrasamiento de sus territorios, de sus modos de vida comunitaria, de sus aguas y cobrando impúnemente la vida de sus habitantes.

¿Qué tanto hemos aprendido de nuestra historia?

Que sirva esta fecha para reflexionar.

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